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Hoy hablaremos y profundizaremos un poco en nosotros mismos ¡Sí! ¿Sabías que no somos perfectos? ¡Tenemos un montón de cosas por las cuales molestamos a los demás! Un montón de cosas por las cuales damos escusas para pelear sin darnos cuenta, viviendo en una constante disputa que parece no tener fin.
 
Por supuesto esto es algo que te confrontará y golpeará tu orgullo, pero si de verdad eres un seguidor de Jesús, entonces eso es lo que estás buscando. Esto es algo que nos leerá por dentro, así que será un estudio un poco más largo que los que venimos haciendo hasta ahora, por lo tanto, lo haremos en cuatro partes.


 

6: Ten cuidado con los temas de conversación

 

Apoyándonos en temas ya tocados y versículos ya leídos también podemos llegar a otras conclusiones. Por ejemplo, a veces nos quejamos de algunos temas de conversación que algunas personas usan con frecuencia, pero no pensamos que hacemos lo mismo. Hay temas que usamos con frecuencia, pero no somos conscientes de que herimos, molestamos o ponemos tensos a los demás al comenzar a tocarlos.
 
Tal vez el mundo siga usando temas que nos molesten, que nos hieran, que nos insulten y más, pero nosotros no somos como el mundo. Si te gusta hablar de política, fútbol, economía y demás, pero sabes que puedes iniciar una pelea con algún hermano, entonces mejor no tocar el tema cuando está él.
 
“Río desbordado es el pleito que se inicia; vale más retirarse que complicarse en él”
Proverbios 17:14
 
“Hay seis cosas, y hasta siete, que el Señor aborrece por completo: los ojos altaneros, la lengua mentirosa, las manos que asesinan a gente inocente, la mente que elabora planes perversos, los pies que corren ansiosos al mal, el testigo falso y mentiroso, y el que provoca peleas entre hermanos”
Proverbios 6:16-19
 
“Y un siervo del Señor no debe andar en peleas; al contrario, debe ser bueno con todos. Debe ser apto para enseñar; debe tener paciencia y corregir con corazón humilde a los rebeldes, esperando que Dios haga que se vuelvan a él y conozcan la verdad”
2 Timoteo 2:24-25
 
“En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente”
Proverbios 10:19 (véase también: Proverbios 12:27; 17:27; Santiago 1:26)
 
“Ser paciente es muestra de mucha inteligencia; ser impaciente es muestra de gran estupidez”
Proverbios 14:29
 
“Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad”
Efesios 4:21 (véase también: Salmos 37:8; Colosenses 3:8)
 
Esto no quiere decir que, si los demás tocan temas que puedan hacernos algún daño, nosotros debamos ser partícipes de ellos. No hablamos de amistad con el mundo y participar de sus placeres y los deseos de la carne (Santiago 4:4), sino de no crear guerras innecesarias, de obedecer la palabra de Dios y no crear discordias y motivos de ira y enojo con nuestros hermanos.
 
“¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?”
Marcos 8:36
 
“porque nada de lo que el mundo ofrece viene del Padre, sino del mundo mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece: los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los ojos y el orgullo de las riquezas”
1 Juan 2:16
 
“Pues Dios ha mostrado su bondad, al ofrecer la salvación a toda la humanidad. Esa bondad de Dios nos enseña a renunciar a la maldad y a los deseos mundanos, y a llevar en el tiempo presente una vida de buen juicio, rectitud y piedad”
Tito 2:11-12
 
“Pero el mundo se va acabando, con todos sus malos deseos; en cambio, el que hace la voluntad de Dios vive para siempre”
1 Juan 2:17 (véase también: Romanos 12:2)
 
“Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra”
Colosenses 3:2

 


7: Eres una molestia incluso cuando te comportas bien

 

No solo molestamos a los demás por nuestros defectos, también los molestamos por las cosas que hacemos bien. Vamos a la iglesia y no entienden por qué “desperdiciamos” nuestros días ahí, damos dinero a los pobres y les parece una “tiradera de dinero”, escuchamos música cristiana y les parece “aburrido” … En fin, no siempre podemos hacer felices a los demás.
 
Seamos misericordiosos, mansos, bondadosos, debemos ser como fue Jesús con los demás (1 Juan 2:6). No devolver mal con mal sino devolver mal con bien (Romanos 12:19-21; 1 Tesalonicenses 5:15); amar a nuestros enemigos o a aquellos que nos hacen daño tanto de manera consiente como inconsciente (Mateo 5:43-45).
 
Dios será quien juzgue con justicia (Romanos 12:19). El mundo no va a entender por qué hacemos lo que hacemos, pero debemos tener paciencia orar por ellos y amarlos (Lucas 6:27; Mateo 5:43-48). Porque no saben lo que hacen, no conocen a Dios, o algunos a penas lo están conociendo, debemos estar dispuestos a perdonarlos (Mateo 18:21-35).
 


“Si ustedes aman solamente a quienes los aman a ustedes, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así. 33 Y si hacen bien solamente a quienes les hacen bien a ustedes, ¿qué tiene eso de extraordinario? También los pecadores se portan así. 34 Y si dan prestado sólo a aquellos de quienes piensan recibir algo, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores se prestan unos a otros, esperando recibir unos de otros”
Lucas 6:32-34 (Véase también: Lucas 6.33)
 
“Miren cuánto nos ama Dios el Padre, que se nos puede llamar hijos de Dios, y lo somos. Por eso, los que son del mundo no nos conocen, pues no han conocido a Dios”
1 Juan 3:1
 
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”
2 Corintios 12:9-10


 
Alguna vez, años atrás, fuimos niños. Cuestionamos las acciones de los adultos y no las comprendimos, y como niños desobedientes y tercos nos revelamos; pues ellos son así, por ello debemos tenerles paciencia y tratarlos con amor, pues no saben lo que hacen y necesitan que Dios les abra los ojos (Lucas 23:34).
 

“Si el mundo los odia a ustedes, sepan que a mí me odió primero”
Juan 15:18
 
“Que nadie se engañe: si alguno de ustedes se cree sabio según la sabiduría de este mundo, vuélvase como un ignorante, para así llegar a ser verdaderamente sabio”
1 Corintios 3:18
 
“De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras”
Romanos 8:26
 
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
Filipenses 4:13 (véase también: Mateo 11:28)
 
“Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.”
Salmos 73:26 (Véase también: Isaías 40:29; 1 Pedro 5:7)

 
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“Les digo todo esto
para que encuentren paz
en su unión conmigo.
En el mundo,
ustedes habrán de sufrir;
pero tengan valor:
yo he vencido al mundo”
Juan 16:33
 
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Muchas bendiciones, esperamos que les haya sido de ayuda y hayamos respondido sus dudas, y si creamos nuevas qué bendición, ya que esperamos poder seguir respondiendo muchas otras preguntas. ¡Dios los bendiga!


 
Por: "Jessica, hija de Dios"

Hoy hablaremos y profundizaremos un poco en nosotros mismos ¡Sí! ¿Sabías que no somos perfectos? ¡Tenemos un montón de cosas por las cuales ...


Hoy dejamos una fábula con una gran moraleja que podemos aplicar, sin lugar a dudas, en nuestras enseñanzas para nuestros hijos sobre la biblia. Te invitamos también a leer un artículo en donde hemos hablado sobre un tema muy importante y donde nos hemos ayudado con esta misma fabula (Click aquí)
 
Una rana saltó un día a una olla de agua hirviendo. Inmediatamente, saltó para salir y escapar de ella. Su instinto fue salvarse y no aguantó ni un segundo en la olla.
Otro día, esa misma olla estaba llena de agua fría. Una rana saltó dentro y nadó tranquila por el agua de la olla. Estaba feliz en esa “piscina” improvisada.
Lo que la rana no sabía, es que el agua se iba calentando poco a poco. Así que, al poco tiempo, el agua fría se transformó en agua templada. Pero la rana se fue acostumbrando, allí seguía, nadando plácidamente en ella. Sin embargo, poco a poco, el agua subió de temperatura. Tanto, que llegó a estar tan caliente, que la rana murió de calor. Ella, sin embargo, no se había dado cuenta, ya que el calor aumentaba de forma gradual y se iba acostumbrando a él.
 




Moraleja: Si te vas acomodando y acostumbrando a los cambios que llegan sin reflexionar sobre ellos, puede que pierdas la visión de la realidad y termine afectando la calidad de tu vida. Así hacemos los cristianos, nos acomodamos a todo, porque queremos ser más “tolerantes y cool”. Miramos cualquier tipo de películas y escuchamos cualquier tipo de canciones, con sus videoclips incluidos, sin detenernos a pensar los mensajes negativos que éstas tienen de trasfondo y que se nos van normalizando (ya que esos detalles negativos son incluidos como detalles “sin importancia alguna en el contenido”, porque si nos pusieran una película o canción yendo a ese punto, no la miraríamos, como la rana no quiso el agua hirviendo). Así vamos aceptando cosas en nuestras propias vidas y no nos damos cuenta cuanto nos estamos alejando de Dios, quedándonos plácidamente en nuestra zona de confort. (obviamente aquí se dio como ejemplo las películas y la música, pero esto aplica a todo: las costumbres, las fiestas, la manera de vestirnos, la gente con que decidimos juntarnos, nuestras acciones, lo que leemos, los lugares que frecuentamos, lo que publicamos en Internet, TODO. No olvidemos que ya no vivimos para nosotros)

Las personas más inteligentes son aquellas que son capaces de adelantarse a los cambios... Que saben abandonar un lugar en el momento indicado (cuando nos acercan al plan del enemigo de alejarnos de Dios) o quedarse si consideran que es lo oportuno (cuando nos acerca a Dios). Que utilizan el NO cuando lo creen conveniente y no se conforman sin más con lo que les va sucediendo en su vida, ni se dejan inculcar por cualquiera ni imponer valores contrarios a las enseñanzas que da la biblia.

 
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“Yo conozco tus obras,
que ni eres frío ni caliente.
¡Ojalá fueses frío o caliente!
Pero por cuanto eres tibio,
y no frío ni caliente,
te vomitaré de mi boca”
– Apocalipsis 3:14-22

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Muchas bendiciones, envíanos cuando quieras un mail y te responderemos cualquier duda que tengas, o incluso si solo quieres poder hablar con alguien de lo que te esté pasando. ¡Dios te bendiga!


Por: "Jessica, hija de Dios"

Hoy dejamos una fábula con una gran moraleja que podemos aplicar, sin lugar a dudas, en nuestras enseñanzas para nuestros hijos sobre la bib...

 
Hay un término que se está utilizando mucho entre los cristianos y es el de la tibieza, donde uno puede auto evaluarse y darse cuenta si en verdad se está tomando en serio el seguir a Jesús, el creer en Dios y en su Espíritu Santo.



“Cómo eres tibio y no frio ni caliente, te vomitaré de mi boca”

 
Se preguntarán, “¿Y de dónde salió eso del “cristiano tibio”?”, bueno, pues está en apocalipsis. ¿Saben de qué trata el libro de Apocalipsis? Este libro es muy importante, revela la perspectiva celestial de Dios en la historia y en los eventos actuales, de modo que el presente pueda ser interpretado a la luz del resultado final de la historia; encontramos la revelación de Jesucristo en todo su esplendor, la realidad de su pronta venida y el inminente juicio que viene sobre este mundo, todo cristiano tiene o debe tener la esperanza de estar listo cuando el Señor venga por su Iglesia.

Apocalipsis es una profecía, lo que significa que es una palabra procedente de Dios para el pueblo de Dios (2 Pedro 1:21), hablada a través de un profeta, usualmente para advertirnos o para consolarnos en un tiempo de crisis. Teniendo en cuenta esto, leeremos esta profecía como una advertencia, nos están contando el futuro para que tengamos la oportunidad de no estar involucrados en ciertas circunstancias que nos resultaran perjudiciales.
 
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico; vestiduras blancas, para cubrir la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a su casa, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venza, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”
– Apocalipsis 3:14-22
 
Qué cosas, ¿no? Siempre se dice, “me gustaría saber el futuro”, pero no nos damos cuenta que el Creador nos lo contó en su palabra. Un ángel del Señor comienza a contar lo que Dios tiene para decirnos, y sabemos que, como Dios no miente, esto verdaderamente será así (Números 23:19; Hebreos 6:18).

Dios nos dice que él preferiría que fuéramos fríos (ateos, necios, budistas, cualquier religión o pensamiento que niegue a Dios como nuestro Dios y Creador y a Jesús como nuestro salvador) o calientes (es decir firmes en su palabra, creyendo en Él, Jesús y el Espíritu Santo), pero que como somos tibios, y no fríos ni calientes, nos “vomitará” de su boca. Interesante, ¿no?

Él no desarrolla todas las razones por las que seremos tibios, fríos o calientes, pero nos deja estas tres palabras, las cuales nos dejan entender mucho más de lo que parece. Sabemos que lo que es tibio no es ni frio ni caliente, sino que está en el medio, entonces sabemos que él se refería a que estaríamos en medio: no estaríamos ni del lado de Dios ni de lado del enemigo.

Y como si fuera poco habla de vomitarnos de su boca, ¿Sabes que significa la palabra vomitar? 1, expulsar violentamente [una cosa] algo que está contenido en su interior; 2, expulsar violentamente por la boca lo que está contenido en el estómago.

¿Ahora te imaginas a lo que se refiere? ¿Se te creó una mejor idea?
 



A veces no nos damos cuenta del peligro hasta que ya es tarde
 

Tibio es quien no es ni muy frio ni muy caliente, ni muy cristiano ni muy mundano, ni blanco ni negro… no olvides que “quien se queda en el medio, es apedreado de los dos lados”. Dios dice que él prefiere que seamos una de las dos cosas, porque a quienes sean tibios Él vomitará de su boca.

¿Conocen la fábula de la rana hervida? Bueno les recomendamos que la lean para entender de lo que vamos a hablar (Leer fábula), pero dicho de una manera resumida: “La rana comienza a nadar en una olla con agua helada, a medida que pasa el tiempo el agua se pone tibia y luego comienza a hervir; finalmente la rana muere hervida porque no se dio cuenta hasta que ya estaba muerta”. Así pasa con nosotros, el “agua tibia” es el “medio”, donde decimos “estar bien con Dios y el mundo”, pero no nos da el tiempo de estar ni con Dios ni con el mundo y por eso somos tibios y estamos cómodos. Queremos encontrar un equilibrio donde nuestra carne esté cómoda, pero no nos sintamos culpables espiritualmente.

Nos quejamos de canciones como las de Bad Bunny, donde solo oímos hablar de “sexo, drogas y alcohol”, pero no soportamos las canciones de adoración a Dios porque “todo el tiempo dicen lo mismo, solo hablan de Dios y son demasiado religiosas”, gracioso si después nos vamos a escuchar las canciones de los cantantes que nosotros consideramos como un “intermedio”, pero no nos damos cuenta todos los malos mensajes que nos van transmitiendo o de cómo nos van imponiendo cosas que Dios aborrece. 


Sí, nosotros no vemos hasta que ya es demasiado tarde o nos volvemos completamente ciegos por sentirnos cómodos. Lo más triste es que cuando alguien sí se da cuenta de estas cosas y nos las dice, nosotros llamamos a eso conspiración y exageración, no damos importancia a los detalles, así como la rana no se preocupó por el agua tibia, hasta que comenzó a hervir y ya era demasiado tarde. No te gusta lo caliente ni lo frio, quieres lo tibio; ni trap obsceno ni música de adoración; ni películas de terror ni películas cristianas; ni boliche ni iglesia; ni ley de evolución ni biblia; y así podríamos seguir (1 Tesalonicenses 5:21-22).

¿Qué eres? ¿A dónde vas? ¿Crees en Dios? ¿Crees que Dios miente? ¿Eres frio o caliente? ¿Por qué prefieres ser tibio y qué piensa Dios acerca de eso? ¿Estás buscando salir de ese estado de conformidad o esa comodidad es demasiado valiosa para ti? Cuando Jesús venga, ¿tienes pensado ir con Él?, entonces, ¿qué estás haciendo para merecerlo y qué te pide Dios que hagas?


Véase también: 2 Corintios 13:1-10


Si no avanzamos en nuestra vida espiritual, entonces estamos retrocediendo.
 



“Tomen su cruz y síganme”

 
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.
– Mateo 16:24-28
 
Jesús mismo lo dijo a sus discípulos. No te quedes en tu tibieza, Dios no te pide que te sientes y te quedes comodito en tu zona de confort. Él dice que tomes tu cruz y lo sigas, ¿puedes darte cuenta de lo que significa? 


Cuando Jesús fue condenado a llevar la cruz hasta el lugar de crucifixión, esa cruz significaba el instrumento de su ejecución y en el camino debía enfrentarse a ser ridiculizado. Por lo tanto, entendemos que significa estar dispuesto a morir para seguir a Jesús. Esto se llama “morir a sí mismo.” Es un llamado a la entrega absoluta. Es por esto que Jesús nos dice: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”. A pesar de que el llamado es duro, la recompensa es inigualable.

Véase también: Mateo 10:34-39; Mateo 19:16-30; Lucas 14:25-33; Lucas 18:18-30; Marcos 8:34-38; Lucas 9:57-62; Juan 12:20-26; Juan 14:21

Es fácil seguir a Jesús cuando no sacrificamos nada, cuando nuestra vida no tiene problemas, pero nuestro verdadero compromiso con Él se pone de manifiesto durante las pruebas (Santiago 1:2-3; 1 Pedro 1:6-7; Deuteronomio 8:16; Salmos 26:2): cuando te señalan por ser diferente, cuando se burlan de tus creencias, cuando optas por la responsabilidad, cuando no engañas a tu esposo o esposa, cuando devuelves un dinero robado, cuando pierdes todo (Mateo 5:4; 1 Pedro 4:13-14; Mateo 5:10-12; Lucas 6:22)… 


Preguntarás, ¿puede haber pruebas en las cosas que Dios quiere cambiar de mí mediante la comprensión de su palabra, para que deje de ser tibio? ¡Por supuesto! La gente tiende a alejarse cuando comienzas a vivir como deberías (Mateo 10:22), cuando comienzas a respetarte y cambias tu manera de vestir, cuando dejas de escuchar ciertas canciones y ciertos artistas porque no te edifican, cuando decides no ir a ciertos lugares porque no convienen y te alejan de Dios, cuando dejas de mirar cualquier película que se te ponga en frente porque busca enseñar o fomentar algo que va en contra de la palabra de Dios… cuando te conviertes en el “bicho raro de la sociedad” (1 Corintios 1:18-31), pero eso es precisamente a lo que Dios no quiere que tengamos miedo (Romanos 12:2; 1 Pedro 1:13-25). 


Dios nos dice que el mundo no lo conoce y tampoco conocen a sus hijos, más bien los aborrecen a los dos (Juan 14:17; Juan 15:18-19). Jesús nos aseguró que las pruebas vendrán a sus seguidores (Juan 16:33), el discipulado exige sacrificio, y Jesús nunca ocultó ese costo (Hechos 14:22; 2 Timoteo 3:12). Cuando somos tibios somos los más geniales y divertidos, porque podemos estar tanto con creyentes como con los que no lo son y no nos importará, podemos hacer lo que queramos y sentirnos bien porque no queremos ser “fanáticos”. ¡Cuán alejados de Jesús estamos cuando hacemos estas afirmaciones, cuando creemos que es mejor ser tibio que caliente para Dios y para nosotros! (Lucas 12:19-20; Proverbios 3:5; Isaías 5:21; Romanos 12:16; Proverbios 26:12; 2 Corintios 1:9; Lucas 17:26-30; Galatas 6:7)



¿Sabes por qué hay tantos cristianos tibios? Porque saben que tomar su cruz les haría considerar estas preguntas: ¿Estás dispuesto a seguir a Jesús si eso significa perder algunos de tus amigos más cercanos? (Mateo 24:10) ¿Estás dispuesto a seguir a Jesús si esto significa alejarte de tu familia? (Lucas 18:18-30; Mateo 19:29; Lucas 9:61-62; Mateo 10:37) ¿Estás dispuesto a seguir a Jesús si esto significa la pérdida de tu reputación? (Marcos 8:34-36; Santiago 4:4; Mateo 16:24; Lucas 9:23) ¿Estás dispuesto a seguir a Jesús si eso significa perder tu trabajo? (Lucas 14:33; Filipenses 3:7-8) ¿Estás dispuesto a seguir a Jesús si eso significa perder la vida? (Mateo 10:39; Mateo 24:9; Juan 12:25; Mateo 10:38; Romanos 14:7; 2 Corintios 5:15; Galatas 2:20)

No necesariamente vivirán todo esto, porque no todos pasamos por las mismas pruebas, pero ya solo con pensar que pueden llegar a darse estas situaciones ni siquiera lo intentan. Pero, ¿Y tú? Si llega el momento en tu vida en el que te enfrentes a una elección así, ¿qué responderás: Jesús o las comodidades de la vida?, ¿qué vas a elegir? Es preferible ser caliente y padecer por ello que vivir cómo siendo tibio (1 Pedro 4:12-19), de ser frío mejor ni hablemos.


Si en tu vida como cristiano no estas sacrificando nada, no estás creciendo, no hay nada que te confronte y digas “Dios tiene que trabajar esta área en mi corazón”, si notas que a nadie le cuentas de tu fe, nadie sabe que eres cristiano, no hay una diferencia ni por lo más mínima entre tú y la gente de tu alrededor: Ten cuidado, porque tal vez no te estás dando cuenta de lo tibio que estás siendo y tú cruz está ahí, esperando que no sea demasiado tarde para cuando te des cuenta.


¿Qué hace que seas caliente? ¿Qué te diferencia de los demás y del hombre viejo que alguna vez fuiste? Comienza a pensar en todas las preguntas que dejo aquí e intenta responderlas (piensa también en esto: 2 Corintios 5:13-17; Efesios 4:17-32; Colosenses 3:5-17; Romanos 6:1-13; Romanos 13:8-14; 1 Juan 5:1-5; 1 Juan 3; Efesios 2:1-10). Si quieres puedes enviarnos un mensaje para hablar sobre esto.
 


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Por Jesús abandonaré todo,
Mis posiciones, mis sueños,
Tomaré mi cruz Y lo seguiré hasta la muerte.
Porque el cielo y la tierra pasaran,
Pero su palabra no pasará:
Haré mis riquezas allá en su reino
Esperaré su venida con el corazón abierto.
 
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Muchas bendiciones, esperamos que les haya sido de ayuda y hayamos respondido sus dudas, y si creamos nuevas qué bendición, ya que esperamos poder seguir respondiendo muchas otras preguntas. ¡Dios los bendiga!

Por: "Jessica, hija de Dios"

  Hay un término que se está utilizando mucho entre los cristianos y es el de la tibieza, donde uno puede auto evaluarse y darse cuenta si e...


Una cosa que se debe señalar y recordar es que nosotros no somos perfectos y por eso es que necesitamos a Jesús, nuestro salvador (Romanos 10:11-13). Cuando vayas a una iglesia, no pienses que ahí encontrarás gente perfecta: encontrarás gente rota que busca a Dios por diferentes razones, que tiene diferentes problemas, que busca desaferrarse de distintos pecados como: el juzgar a los demás, el ser envidiosos, la infidelidad, el egoísmo, la pereza, la codicia, etc. 


No debes dejarte guiar por ellos, por su hipocresía, ni dejar que algunos puedan alejarte de Dios (porque muchos son los que se alejan de la iglesia a causa de algunos hipócritas y dicen, “No voy porque no soporto a la gente doble cara, doble moral, es más, ni siquiera intentaré buscar otra iglesia, porque todas son iguales”, pero en su casa no leen la biblia ni un día de la semana porque dicen no tener tiempo para Dios en sus vidas. ¿Dónde está la hipocresía? Si no vas a la iglesia a escuchar la palabra de Dios, ¿al menos sí lo haces en tu casa? Quien no pasa tiempo con Dios, no conoce a Dios: Santiago 4:8; Romanos 10:8-17; Juan 14:23-24; 1 Juan 1:6).

Si la gente de la iglesia busca rebajarte a causa del bebé que decidiste no abortar, pues allá ellos, ya tendrán que dar explicaciones a alguien más grande, Dios (Isaías 10:10-13; Apocalipsis 22:12-13). Cada vez que alguien te señale y juzgue con cualquier denominación insultante y degradante, recuerda que Jesús nos dijo que sufriríamos aflicciones por seguirlo y hacer lo que es correcto (Juan 14:20-21; 1 Pedro 4:15-19; Juan 16:33; Filipenses 1:29), que Él traería divisiones incluso en la familia (Mateo 10:34-39; Juan 14:19), recuerda que Él sufrió por salvarnos (Juan 14:18; Juan 14:25; Isaías 53:3-4), tal vez tú sufras por tener a tu bebé, pero Dios promete que no va a ser por mucho (Romanos 8:18; Salmo 34:19), Dios promete que hará grandes cosas de tu dolor (2 Corintios 12:9-10; 1 Pedro 5:10; 2 Corintios 4:17), Él te está formando a base de fuego (2 Corintios 1:3-4; Romanos 5:3-4), te vuelve una creación más hermosa y eso no es algo de qué avergonzarse (Mateo 5:10-12; Lucas 6:20-23; Romanos 1:16-17). 


Allá todos ellos, tú sabes que a los ojos de Dios lo que decidiste fue lo correcto, quizá tener relaciones antes del matrimonio no lo fuera, pero aceptar las consecuencias y ser responsable sí lo es. No haces nada malo al decidir arrepentirte de tus pecados pasados y cuidar a tu bebé sabiendo que Dios ya te perdonó y que Él quiere que lo protejas, ¡Vive feliz y no dejes que nadie te quite el gozo! (Juan 15:10-11; 1 Pedro 3:14; Juan 6:22; Salmos 37:4) Eso sí, cuando te arrepientas de algo, no pienses que es magia, como decir “ábrete sésamo” y todas las puertas se abren sin rechistar. 


A cualquiera puedes engañar, pero a Dios no (Gálatas 6:7-9). El perdona a los arrepentidos, pero no vas a lograr, por más que lo intentes, que Dios te perdone si le pides perdón, pero por dentro dices “lo volveré a hacer y volveré a pedir perdón para salvarme del castigo” (Isaías 47:10-15; 1 Corintios 3:18-23; Santiago 1:19-27; 1 Juan 1:6-8), eso es jugar con Dios y subestimarlo, Dios conoce los secretos del corazón (Marcos 2:8; Lucas 16:15; Hechos 15:8; 1 Reyes 8:39; Proverbios 15:11; Jeremías 20:12; ) y no le agradan los mentirosos (Proverbios 12:22; Salmos 5:6; Colosenses 3:9; Éxodo 20:16; Salmos 55:23; Apocalipsis 21:8; Proverbios 19:9; Juan 8:44).




Y para ti, creyente, defensor de las dos vidas, comienza a reconsiderar tu comportamiento y no te pongas en un pedestal (Romanos 3:9-18; 1 Juan 1:8-10; Lucas 18:9-14). 


Si enseñas a perdonar, pero no perdonas y te llenas de rencores y odio, eres hipócrita (Proverbios 17:9; Mateo 6:14; Mateo 23:23-25; Proverbios 26:24; Efesios 4:32; Mateo 6:14; Colosenses 3:13; Lucas 6:37; Mateo 18:21-22; Marcos 11:25); si enseñar a no envidiar, pero eres un envidioso y deseas que los demás pierdan lo que tienen para tenerlo tú, eres un hipócrita (Gálatas 5:26; Proverbios 23:17; Salmos 37:1; Proverbios 24:1; Proverbios 24:19; Mateo 23:27); si enseñas del amor de Dios, pero no crees en Dios ni en su gracia ni en el amor, eres un hipócrita (Mateo 5:46-48; 1 Juan 4; 1 Pedro 4:8; Santiago 3:10; Lucas 11:39); si enseñas que está mal abortar, pero abortas o juzgas a quien no aborta para tener a su bebé, eres un hipócrita (Mateo 15:8; Romanos 10:3; Mateo 23:28; Romanos 2:3).

Comienza a pensar lo que dices y haces (Mateo 7:3-6; Lucas 6:42; Mateo 15:7-8), busca tener coherencia en tus acciones y que todas esas acciones apunten a un mismo camino que te lleve hacia Dios (Colosenses 3:22-25; 2 Crónicas 6:30; 2 Crónicas 7:14). ¡Cómo es que tú, quien dice ser seguidor de Cristo, haces que una joven que entra a la iglesia embarazada se sienta juzgada! “Está embarazada, no está casada, quien sabe con cuantos se metió” (Santiago 4:11; Salmos 52:2; Santiago 3:5; Salmos 140:3; Salmos 101:5; Levítico 19:16; Proverbios 16:28; Salmos 15:3; Proverbios 26:20; Proverbios 10:18; Éxodo 23:1), sí es verdad que no somos perfectos, pero eso tampoco justifica que, sabiendo que está mal que lo hagamos, aun así, lo sigas haciendo (1 Pedro 2:21-22). 


Jesús nos dice que todos hemos pecado y todos merecemos la muerte a causa de eso (Romanos 6:23), por ende, no eres mejor que nadie y no deberías juzgar así a tu hermana, más bien acércate si tanto te importa y préstale una mano amiga (1 Tesalonicenses 5:8-11; Gálatas 6:2). Las personas tienen necesidad de amor, de misericordia, ofrece tu ayuda y no la niegues si la tienes (Juan 13:34; Efesios 4:32; Proverbios 3:27; Mateo 23:11; Mateo 20:28; Lucas 22:27; Mateo 25:40; Tito 3:8; Mateo 22:37-39; Mateo 5:16; Isaías 1:17; Lucas 6:38; Mateo 5:42; Mateo 25:35-40; Lucas 3:10-11; Gálatas 6:2; Romanos 12:8; Romanos 12:13; Filipenses 2:4; Romanos 15:1; Proverbios 28:27; Proverbios 14:31; 1 Juan 3:17; Hechos 20:35; Hebreos 13:16; Proverbios 11:25; Lucas 10:30-37).

¡Defiende la palabra y la justicia de Dios! No defiendas esta perversidad (Proverbios 31:8; 1 Pedro 2:21; 1 Pedro 3:13-22; Proverbios 12:8; Proverbios 11:3; Proverbios 28:6), es preferible que los demás te vean como religioso (Filipenses 3:10; Mateo 10:38), como alguien radical, a que mañana estés en frente a Dios y no sepas dónde ocultar tu vergüenza de Él (2 Timoteo 2:15; Salmos 119:5-6). Es preferible defender la palabra de Dios que no hacerlo por el miedo al “qué dirán los demás”, por querer vernos más “cool” (Mateo 10:32-39; Romanos 1:16-17; 2 Timoteo 1:8; 1 Pedro 4:16; Salmos 25:4-22), vergüenza deberían tener los demás que prefieren seguir ciegos y sordos, no tendrán excusas (1 Juan 2:28; Romanos 1:20; Mateo 10:39; Isaías 45:16; Salmos 25:1-3).

Debemos estar firmes en los principios que Dios quiere que tengamos (Filipenses 4:1; Salmo 119:11; Job 22:22; Josué 1:8; 1 Pedro 2:19-25; Colosenses 1:15-23; Efesios 6:11-13; 1 Pedro 5:9; Hebreo 3 :14; 2 Tesalonicenses 1:27), así como las parteras que no mataron a los bebés hebreos por orden del nuevo faraón de Egipto (Salmos 139:13-16), no olvidemos que en Estados Unidos se va en busca de una ley que apruebe el abortar a un bebé de hasta 9 meses, ¡No perdamos el temor de Dios! (Salmo 103:13; Salmo 111:10) La palabra “temor” en la biblia es utilizada como “respeto”, “admiración y sumisión hacia Dios y su voluntad”.

Es increíble como “saltamos” y defendemos nuestros ideales para vivir cómodos, pero no haríamos lo mismo por la palabra de Dios; es sorprendente el “cristiano” que dice “yo soy cristiano, pero no creo en esto y esto de la biblia, en esto y esto sí”. Eso no es el cristianismo, no es un menú o un buffet, el cristianismo es la respuesta a esta pregunta: ¿Crees o no crees en la palabra de Dios? ¿Crees o no crees que Jesús es Dios, que murió en la cruz por ti y por mí? Cualquier otra cosa que salga de esto no es lo que Dios quiere que creamos. 


El único evangelio es que tú y yo tenemos una naturaleza pecaminosa (Isaías 64:6; Romanos 8:1-15; Romanos 7:15), con una necesidad increíble de un salvador (Efesios 1:3-14; Romanos 3:23-24; Colosenses 1:13-14), que Dios mandó a su hijo a morir (Juan 17; Filipenses 2:6-8; 1 Pedro 1:18-19; Hebreos 9:15), que resucitó al tercer día (Efesios 1:15-23; Mateo 28:5-6; Marcos 16:6; Lucas 24:6-7; 1 Corintios 15:3-4; Hebreos 13:20-21; Mateo 20:18-19; Juan 20:8-9; Hechos 3:26) y que tenemos que creer en Él, creer en su sacrificio (Romanos 9:30-33; Romanos 5:19; Romanos 10:8-10; 1 Juan 4:10; 1 Juan 2:11; Gálatas 2:20; Hebreos 5:9; Romanos 5:10; 1 Tesalonicenses 4:14), creer que Él es Dios y solamente a través de eso podemos obtener salvación y que una vez que obtenemos esa salvación, hay una transformación en nuestras vidas (Gálatas 2:20; 1 Pedro 1:8-9; Romanos 6:5-6; 2 Corintios 1:5; 2 Corintios 5:17; Efesios 4:24; Romanos 6:6; 1 Pedro 1:3; Colosenses 3:10; Efesios 1:7; Hebreos 7:25; Hebreos 12:2).




Y si por alguna razón tú, mujer, que llegaste aquí y no sabías todo esto, pero ya abortaste y tienes culpa y arrepentimiento, tengo algo que decirte: Dios es un Dios de misericordia, es un Dios de perdón (Éxodo 34:6-7; Salmo 63:3; Hebreos 4:16; 2 Crónicas 30:9). Si tú te arrepientes, hay perdón (1 Juan 1:9; Lucas 13:1-9; Lucas 15:7). Dios hace las cosas nuevas, cuando hay un genuino arrepentimiento, cuando creemos en el sacrificio de Jesús (Hechos 17:30-31). Tu salvador es Jesús, no es la ley ni la justicia humana (Juan 8:12; Efesios 2:4-5; Isaías 30:18; Romanos 3:21-22).


Y tú, creyente, que conoces a quien abortó y te pide ayuda, ayúdala (Proverbios 3:27; 1 Juan 3:17; Gálatas 6:10; Hebreos 13:16; 2 Tesalonicenses 3:13); dale consuelo en su dolor y angustia (Salmos 145:14; 2 Corintios 1:3-4; 1 Tesalonicenses 4:18; Romanos 15:5); llévala a Dios, si te lo permite; ora por ella (1 Timoteo 2:1-4; Gálatas 6:2; Efesios 6:18; Santiago 5:14-16; Efesios 1:16; Filemón 1:4; Lucas 22:32). Pero creyente, tú que dices ser seguidor de Jesús, oye lo que te digo: no abraces el pecado, abraza la persona; no apoyes lo que hizo, apóyala en su situación de necesidad; no aplaudas las decisiones que tomó, pero muéstrale que Dios es amoroso, que perdona y que quiere que ella lo conozca.


Nosotros no podemos juzgar a los demás condenándolos (Romanos 8:33-39; Lucas 6:37; Romanos 14:12), en nuestra mente podemos juzgar las acciones de modo que entendamos que son malas y distinguir entre el bien y el mal, lo que es correcto y lo que no (2 Samuel 19:35; Proverbios 27:12; Juan 7:24; Hechos 4:19; 1 Corintios 10:15; ), pero cuando en la palabra del Señor nos dice que no juzguemos a los demás, se habla de un juzgar condenatorio, y nosotros no somos nadie para condenar a los demás (Santiago 4:11-12). Muéstrale a esa mujer que eres un hijo de Dios (Romanos 8:14; Mateo 5:9) y que en ti puede encontrar un amigo, pero en Dios puede encontrar al mejor de los amigos del universo y Él la guiará por el buen camino (Isaías 41:10; 1 Corintios 1:10). Y si conoces a una mujer que quiere abortar (por cualquier razón que sea) no solo le digas, “no abortes”, pregúntale: “¿Cómo te puedo ayudar? Aquí estoy para ti” (Juan 14:16-17; 1 Juan 3:17), eso será más útil para ella que una orden.

 
Quiero que prestes atención a que no favorezco a los creyentes por sobre los no creyentes (Hechos 15:8-9), quiero que presten mucha atención a que no digo que unos sean mejores que otros (Romanos 3:9), por ultimo quiero que prestes atención a que ambos lados tienen cosas que mejorar (Romanos 12:2; Colosenses 3:5-8), por eso: no te compares con otro para recién ahí hacer lo que es correcto (Colosenses 3:9-17), haz lo que debes hacer a pesar de que todos te señalen, te llamen loco y te rechacen (1 Juan 4:5-6; Lucas 10:16; 1 Samuel 16:7). Lo que haces en tu vida no lo haces por los demás, lo haces para agradar a Dios (Romanos 8:8). Si Dios aborrece el asesinato de una nueva vida, entonces no vayas en contra de Él.
 
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"Incluso 
la persona más pequeña 
puede 
cambiar el curso del futuro" 
J.R.R. Tolkien 


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Muchas bendiciones, esperamos que les haya sido de ayuda y hayamos respondido sus dudas, y si creamos nuevas qué bendición, ya que esperamos poder seguir respondiendo muchas otras preguntas. ¡Dios los bendiga!

Por: "Jessica, hija de Dios"
 

Una cosa que se debe señalar y recordar es que nosotros no somos perfectos y por eso es que necesitamos a Jesús, nuestro salvador (Romanos 1...



Algunas madres quieren abortar a sus hijos porque piensan que no son buenas para ellos (así como Moisés tampoco se creía bueno para su misión: Éxodo 3 y 4:1-17). Un hijo es una gran responsabilidad y eso da mucho miedo en madres primerizas, pero Dios no deja a sus hijos desamparados, no nos abandona en nuestros problemas (Salmos 94:14; 2 Crónicas 30:9; Salmos 37:25-28; Deuteronomio 31:8; Jonás 2:2-7; Salmos 145:18; Job 8:20; Salmos 16:10; Salmos 37:28; Deuteronomio 31:6; Josué 1:5; 1 Crónicas 28:20; Hebreos 13:5; Isaías 41:17; Salmos 9:10; Isaías 49:15), o tú dime si cuando tu hijo te pide ayuda lo dejas abandonado y solo te vas. Dios tiene un propósito para tu vida y te da confianza, determinación y firmeza, Él te da las fuerzas, solo nosotros debemos creer en aquel que nos creó (Proverbios 3:5-6).


"Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará; Él nunca permitirá que el justo sea sacudido"

- Salmos 55:22


Dios confía en que tomes la mejor decisión, en que decidas proteger esa hermosa vida que Él pone en tus manos, para que protejas a ese bebé con tu vida, de ser necesario, así como Jesús murió por ti y por mí. ¿Sabías que el amor de Dios es comparable al de una madre? (Isaías 66:10-14; Mateo 23:37) Dios tuvo en su mente una hermosa criatura, la amó desde el primer momento en que la pensó y aún ni siquiera estaba en tu vientre (Jeremías 1:4-5; Salmo 139:16), luego pensó ¿Quién cuidará de mi hijo? Y te vio a ti (así como eligió a María para cuidar de Jesús: Lucas 1:26-38), es un honor, es algo de que enorgullecerse (Salmos 127:3-5), ese ser en tu vientre es único y sólo tú fuiste digna de tenerlo, amarlo, educarlo, cuidarlo, enseñarle quien es Dios y cuanto lo ama, para que pueda volver a su Creador el día de mañana y viva con Él y contigo por toda la eternidad (Proverbios 19:18; Proverbios 22:6; Salmos 78:1-8; Deuteronomio 6:5-7; Deuteronomio 11:19).




Hay personas que han salido de la miseria, de las circunstancias más difíciles, y eso ha sido lo que los ha marcado para el éxito que tienen el día de hoy. No hay razón para que nosotros decidamos no tener un bebé porque queremos “evitarle un futuro sufrimiento”. ¿Sabías que se dice que si te enteras que tu bebé va a nacer con Síndrome de Down o tiene algún tipo de deformidad puedes querer abortarlo y “está bien porque le ahorras que sufra”? Te recomendamos que mires estas anécdotas de madres que decidieron no abortar, a pesar de lo que los demás les decían que era lo mejor, madres que, siendo o no cristianas, decidieron tomar esa bendita decisión (y como estos pueden encontrar muchísimos más):


(Click aquí) à Esta madre iba a tener un bebé con una malformación que le impediría caminar, probablemente moverse y además tendría Síndrome de Down. Cuando los médicos le informaron de esto le dijeron que era mejor abortar. Los padres decidieron tener al bebé de igual manera. El niño puede caminar, jugar, ir a la escuela y tiene sueños y metas.


(Click aquí) à Aquí un joven habla sobre cómo él no sufre de Síndrome de Down, que es más feliz que la mayoría de personas.


(Click aquí) à Aquí pueden ver una joven con Síndrome de Down muy exitosa.

La ley de aborto dice que personas como ellos no tendrían que haber nacido, que es por el bien del bebé, porque sería un “no deseado de la sociedad”, porque nunca lograría nada en la vida (No sé ustedes, pero, ¿esto no les recuerda mucho a la manera que tiene el enemigo que engañarnos para alejarnos del amor de Dios? Les recomiendo que después lean este artículo àEl trabajo del enemigo es engañar a los hijos de Dios). Nosotros no decidimos quien tiene valor y quien puede y no puede nacer en esta tierra.

 
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“Porque no es justicia social
no escuchar la voz de los más indefensos.
Es un abuso del poder,
del fuerte sobre el débil"
 
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Muchas bendiciones, esperamos que les haya sido de ayuda y hayamos respondido sus dudas, y si creamos nuevas qué bendición, ya que esperamos poder seguir respondiendo muchas otras preguntas. ¡Dios los bendiga!


Por: "Jessica, hija de Dios"


Algunas madres quieren abortar a sus hijos porque piensan que no son buenas para ellos (así como Moisés tampoco se creía bueno para su misió...



Cuando un familiar nos dice que va a tener un bebé, que decidió tenerlo, entonces todos nos alegramos y esperamos al bebé desde sus primeros días a los últimos, pero, cuando un familiar no desea a su bebé, entonces lo llamamos feto, decimos que es una “bolsa de células” (Gracioso, teniendo en cuenta que nosotros siendo adultos somos una enorme bolsa de células, quizá ahora depende de la cantidad de células que tenga tu cuerpo para ser un ser viviente, ¿no?). 

La mayor parte de los bebes hoy en día no fuimos planeados ni deseados (sí, yo incluida), pero gracias a que nuestros padres decidieron tenernos es que hoy vivimos, tenemos la oportunidad de cumplir el propósito de Dios, esa misión para la que Dios nos escogió (Isaías 44:2). 


Dios no obliga a nadie a tener a sus bebés, así como no obliga a nadie a hacer nada (Isaías 42:14; Santiago 1:13-15), tenemos el libre albedrío, pero si lo utilizamos para pecar, hacer el mal a otros, robar, asesinar, y más, no nos justificará ningún libre albedrío (Juan 8:34-36; Romanos 8:5-8; Lucas 6:43-44; Juan 14:22). 


Tener un libre albedrio también nos da una responsabilidad muy grande, piensa que eres capaz de cualquier cosa, puedes lastimar a muchas personas y ser el responsable de terribles consecuencias: NO DEBEMOS TOMAR EL LIBRE ALBEDRIO A LA LIGERA. 


En la biblia se nos advierte de no hacer muchas cosas que nos atraerán desgracias, pregunto, ¿por qué se nos dice que hagamos o no hagamos algo?, ¿no será porque, después de todo, podemos hacer lo que se nos de la gana? Debemos ponernos nosotros mismos límites para no terminar mal utilizando la bendición del libre albedrio que Dios nos dio para que pudiéramos tomar nuestras propias BUENAS decisiones, para no tomar malas decisiones como hacen muchos hoy en día y en los tiempos de las escrituras (1 Reyes 11:6-9; 2 Crónicas 12:14; Lucas 7:30; Isaías 30:1; 2 Crónicas 36:11-13; Jeremías 4:14; Mateo 23:37).  

¿Cómo sabes que te comportas como deberías? Si no tuviéramos la palabra de Dios para aconsejarnos, entonces estaríamos perdidos (Juan 15:5), pero Él nos dice como ser agradables para Él en su palabra (Génesis 3:6; Isaías 48:18; Deuteronomio 30:19-20; Juan 3:16; 1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9; Hebreos 11:5-6; Génesis 5:24; Romanos 8:6-8; Hechos 2:38; Salmos 147:11; Juan 8:29), de manera que si quieres hacer algo y no sabes si eso es bueno o no: Dios sabe lo que es bueno y no lo oculta de nosotros, está a la vista en su palabra (2 Timoteo 3:16-17; Hebreos 4:12-13; Salmos 119; Proverbios 2:1-15; Juan 14:15).


Mucha gente dice que ese “feto” no es un bebé, que no es un ser humano según la ciencia (Colosenses 2:8; 1 Timoteo 6:20-21; Salmo 1:1-3; Romanos 10:1-3), pero nadie toma en cuenta la palabra del Creador, a quien no por nada llamamos “Creador” (Nehemías 9:6; Juan 1:3-4), Él es el único que puede decir cuando somos un ser viviente que merece la pena vivir (2 Reyes 5:7), porque no olvidemos que no es el esperma el que tiene la vida, ni el ovulo, ni el vientre de la madre, la vida la da Dios con su aliento (Génesis 2:7; Job 33:4; 1 Timoteo 6:13; Salmo 36:9) y todo lo que posee su aliento merece la pena vivir (Mateo 10:29-31). 


Los médicos pueden intentar revivir un cuerpo cuando parece que ya ha muerto, pero solo Dios es el que decide, así ha sido siempre. La palabra de Dios es nuestra prioridad y si Dios dice en qué momento comienza la vida de un ser humano, entonces es ahí cuando comienza y ningún humano va a poder hacer nada para cambiarlo (Juan 1:1; Salmos 139:13-16; Jeremías 1:5; Isaías 49:1; Lucas 1:43-44; Job 31:15; Amós 1:13).***
 
(Dato a tener en cuenta à ¿Sabías que, cuando los hebreos salieron de Egipto, Dios estableció normas muy extremas para mostrarles a ellos la gravedad del comportamiento que traían como herencia de los egipcios? Dios no quiere que andes matando personas con esto, esta fue una ley que puso para los hebreos que en ese momento salían de Egipto cargados con un montón de cosas en sus cabezas que estaban mal y entre todas esas leyes Él condenó a muerte el aborto, interesante que, para mostrar cuan grave era para Dios el matar a un bebé en el vientre de su madre, estableció que era merecedor de la muerte: Éxodo 21:22-25)
 
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"Hay amores que son increíbles,
pero entre los amores de los hombres
ninguno puede compararse
al de una madre por su hijo"
 
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Muchas bendiciones, esperamos que les haya sido de ayuda y hayamos respondido sus dudas, y si creamos nuevas qué bendición, ya que esperamos poder seguir respondiendo muchas otras preguntas. ¡Dios los bendiga!


Por: "Jessica, hija de Dios"

*** artículos relacionados: "¿Quién decide si vivimos o no?"

Cuando un familiar nos dice que va a tener un bebé, que decidió tenerlo, entonces todos nos alegramos y esperamos al bebé desde sus primeros...


En estos tiempos las personas creen que pueden o tienen el derecho de decidir quién vive y quién no. Puedes ponerte a hablar en una reunión sobre una persona malvada, llena de pecados horribles, y podrás oír a alguna persona decir, “¡A esos hay que matarlos a todos!”; puedes hablar de personas en necesidad, quienes obtienen planes y subsidios del gobierno para poder sobrevivir, y podrás oír, “Esos son unos sanguijuelas chupa sangre, ¡Sería mejor matarlos a todos!”; puedes querer intercambiar opiniones sobre un partido político y oirás decir, “A esas personas no les importa la gente, ¡Habría que matarlos a todos, así nos dejan tranquilos!”; Así también oímos cuando se habla de un futuro bebe, “Es mi cuerpo, mi decisión, no quiero tener un bebe, ¡aborto y listo!”. 


Pero, ¿nosotros podemos decidir por una vida por más grande o pequeño que sea su cuerpo?, estamos olvidando que es Dios quien da la vida, no nosotros, por ende, Dios es quien decide quitarla, no nosotros (1 Timoteo 6:13-16; Job 1:21; 1 Samuel 2:6; Deuteronomio 32:39; Hechos 17:26; Proverbios 6:16-17; Job 12:9-10).


¿Qué mejor que Dios determine el momento en que nacemos y en que morimos? ¿Somos Dios para decidir si alguien vive o muere? Dios no olvida a ninguno de nosotros y mañana nos pedirá la cuenta de la sangre derramada (Génesis 9:5-6; Génesis 1:27; Éxodo 20:13; Éxodo 23:7) ¿Sabías que incluso antes de existiera uno solo de tus días en la tierra, Dios ya los había contado? Dios se toma el trabajo de escribir todos nuestros días en su libro, incluso cuando aún solo existimos en su mente (Salmo 139:16). Dios es además quien nos forma desde el vientre de nuestra madre (Isaías 44:24), así como formó a Adán del polvo de la tierra (Génesis 2:7). No nos creamos más sabios que Dios (Proverbios 3:5-6).




El cuerpo que está adentro de la madre no es suyo, ¿sabías que las madres no somos dueñas de nuestros hijos ni aun en nuestro vientre? Nosotras y nuestros hijos somos de Dios, primeramente, antes que todo está Él (Salmo 2:7; Lucas 13:6-9; Salmos 100; Salmos 22:9-10); decimos “nuestros hijos” porque sí son nuestros hijos en cuanto a la sangre, pero no en el sentido de propiedad: los hijos no son de nuestra propiedad para que decidamos si queremos dejarlos vivir o no, para que les neguemos la vida como a un animal de nuestro rebaño o para que los talemos como al árbol de nuestra casa, nuestro trabajo es enseñarles a vivir. 


Puede que el cuerpo de afuera, el cuerpo que protege esa nueva vida sea nuestro, pero el que está adentro no nos pertenece, es una vida ajena que se ha puesto en nuestras manos. Bajo esta lógica, de que los hijos nos pertenecen, muchos padres golpean a sus hijos brutalmente para castigarlos pensando que “total son sus hijos y ellos hacen lo que quieren con ellos”. 


Podemos hospedar sus cuerpos, pero no sus almas, las almas pertenecen a Dios (Ezequiel 18:1-20), ¿porqué digo esto ahora?, bueno, quien quiera entender que entienda, pero cuando nuestros hijos mueren no vuelven a nosotros, sino que sus almas van directo a Dios. Es interesante recalcar esto, porque si fueran nuestros sus almas volverían a nosotros, pero vuelven a su creador, su padre, su dueño, su Dios.


(para ayudar a ilustrar lo que intento decir, mediten en esto: Cuando van a la casa de un amigo y son varias personas, cada uno tiene un vaso donde toma agua, ¿verdad? Cuando uno de los invitados toma un vaso pregunta, “¿este vaso es el mío?”, es ahí cuando dices, “No, ese es mi vaso”. ¿Acaso estás robándole un vaso a tu amigo en su propia casa? No, a lo que te refieres es que ese es el vaso que tú estás usando, es el vaso que tu amigo decidió prestarte durante el tiempo que estabas en su casa para que de esa manera pudieras tomar agua. Aquí se ve un poco lo que quiero decir, es “tu vaso” porque a todos los invitados se les confió un vaso propio, pero no es “tu vaso” en el sentido que no es de tu propiedad. Esto mismo hacemos con todo, en la escuela decíamos, “esa es mi silla” porque ahí nos sentábamos, pero la silla era de la escuela… ¿está mal que digas “es mi vaso” o “es mi silla” entonces? No, pero estaría mal que te tomaras la libertad de tirar el vaso por la ventana o romper la silla, porque no puedes hacer eso con algo que no es tuyo)




¿Qué no te basta la palabra de Dios? Bueno, pues vayamos a la ciencia moderna, la cual descubrió que al unirse un espermatozoide y un ovulo (singamia) se fusionan los núcleos de ambos formando un nuevo ser humano con ADN propio, distinto del de sus progenitores, el cual comienza su desarrollo natural. 


La academia nacional de medicina afirma que la vida del ser humano comienza desde la concepción. El niño en gestación no es parte del cuerpo de la madre porque, primero, el niño en gestación tiene un ADN único e irrepetible, segundo, tiene un ritmo cardíaco distinto al de la madre, tercero, puede tener incluso un factor sanguíneo propio, y cuarto, genera órganos propios como la placenta, la cual se creía que la generaba el cuerpo materno.


¿Alguna vez pensaste que el tener un bebé es un gran honor? Tú, mamá, eres la única mujer a la que Dios decidió confiar ese bebé que es único (Deuteronomio 34:10; Daniel 1:19; 1 Reyes 21:25; Job 1:8; 1 Samuel 10:24; 1 Reyes 3:12; Mateo 18:12-14), ese bebé que te amará toda tu vida y que sentirá un enorme vacío el día en que no estés. Ese hijo podría tenerlo otra mujer, pero no, Dios te lo dio a ti, porque el confía en que tomes la mejor decisión. No olvides que los niños son los más importantes en el reino de los cielos, imagínate qué bendición para ti tener un niño a quien proteger (Mateo 18:1-4; Marcos 10:13-16; Mateo 19:14; Lucas 18:15-17; Mateo 18:10).
 
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“Don del Señor son los hijos,
Los descendientes son una recompensa.
Como saetas en manos del guerrero,
Así son los hijos tenidos en la juventud.
Dichoso el hombre que llenó su aljaba de ellos.
No será avergonzado cuando litigue con los enemigos a la puerta”
Salmos 127:3-5
 
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Muchas bendiciones, esperamos que les haya sido de ayuda y hayamos respondido sus dudas, y si creamos nuevas qué bendición, ya que esperamos poder seguir respondiendo muchas otras preguntas. ¡Dios los bendiga!


Por: "Jessica, hija de Dios"


En estos tiempos las personas creen que pueden o tienen el derecho de decidir quién vive y quién no. Puedes ponerte a hablar en una reunión ...



La “pereza espiritual” será el término que utilizaremos para referirnos a ese momento en que tenemos ganas de pasar tiempo con Dios, pero nuestra carne (cuerpo) no. A todos nos ha pasado, el querer leer la biblia, pero sentir que no entendemos y aburrirnos; el querer escuchar canciones de alabanza y adoración pero preferir escuchar música secular; el querer mirar una película de testimonio y que edifique, pero terminar viendo una que es todo lo contrario...

 


 La disciplina nos ayuda a permanecer en Jesús 

 

Cuando tenemos pereza espiritual, necesitamos ser disciplinados. Tal vez la palabra disciplina pueda generarte un poco de disgusto, porque a ninguno nos gusta que nos disciplinen ni ser disciplinados (Hebreos 12:11). Esta palabra suele generarnos un poco de rechazo, pero es más útil de lo que pensamos, sobre todo en situaciones como esta. Para entender mejor, prestaremos atención a una de sus definiciones:
 “Conjunto de reglas o normas, cuyo cumplimiento a manera constante, conduce a cierto resultado.”


De esta manera entendemos que una disciplina espiritual puede ayudarnos a permanecer de manera constante con Jesús, nos ayudará a poder dar buenos frutos (Juan 15:1-8; Juan 15:16). En la palabra de Dios dice que hay distintos tipos de frutos como arrepentimiento, amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fidelidad, humildad, dominio propio, fe, mansedumbre, templanza, buenas obras (Gálatas 5:22-23; Mateo 3:8; Efesios 2:10). Ahora, una buena pregunta es, cómo daremos esos frutos, si no pasamos tiempo con Dios, conociendo su voluntad, mandatos y amor?, ¿Cómo podremos pasar tiempo con Dios, si ese tiempo está sujeto a las ganas que tengamos de estar con Él y a nuestro ánimo?

 



Por mi cuenta, soy esclavo del pecado 

 

“Sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy débil, vendido como esclavo al pecado. No entiendo el resultado de mis acciones, pues no hago lo que quiero, y en cambio aquello que odio es precisamente lo que hago”
– Romanos 7:14-15 (en Dios Habla Hoy – Tercera edición)
 
“Vendido al poder del pecado” significa “estar esclavizado, aprisionado, por el poder del pecado”. Pablo quiere decirnos que esta victoria no puede ganarse por las fuerzas naturales.  Habla como de un doble “yo” que tiene una lucha interna: el “yo” carnal y el “yo” nuevo, del hombre interior; en el primero no mora (vive) el bien; el segundo se deleita en la ley de Dios.


Nuestra autosuficiencia congénita ofrece al enemigo mil francos por donde atacar, y el que baja la guardia está perdido. Es natural de nosotros tener pereza espiritual.



 

Hay fuerzas espirituales que todo el tiempo nos declaran guerra 

 

“Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea”
– Efesios 6:12 (en Dios Habla Hoy – Tercera Edición)
 
En otras palabras: “no estamos peleando contra enemigos de carne y hueso, sino contra espíritus muy malos y fuerzas poderosas de mundo tenebroso e invisible”.
Nuestra lucha no es contra hombres, sino contra ángeles caídos, pero que conservan su fuerza natural y están bajo el poder enemigo***; solo Dios puede proporcionarnos las armas que necesitamos para tan desigual combate (siendo nuestra posición defensiva).


“Si tengo ganas de estar con Jesús, lo estoy, pero, si no tengo ganas, no”. Si sabemos que estamos en guerra y durante todo el día el enemigo nos va a estar disparando, no me puedo dar el lujo de salir de casa desarmado (sin escudo, sin espada, sin nada), sería como ir a la guerra a morir, necesitamos nuestra armadura (Efesios 6:10-18). Si no salimos armados a la guerra, nos van a aniquilar, por eso es importante buscar a Jesús, es de vida o muerte (Romanos 6:19-23).
 


La disciplina ayuda, Dios produce el querer y el hacer 

 
“El que tiene al hijo de Dios, tiene también esta vida; pero el que no tiene al hijo de Dios, no la tiene”
– 1 Juan 5:12 (en Dios Habla Hoy – Tercera Edición)
 
“El que tiene al hijo, tiene la vida; el que no tiene al hijo de Dios, no tiene la vida”
– 1 Juan 5:12 (en Nueva Reina - Valera 2000)
 
Véase también: Juan 1:1-14; Hechos 3:13-15
 
En otras palabras: “El que tiene una relación con Jesús tiene vida eterna. El que no tiene relación con Jesús no tiene vida eterna”.


No hay que malinterpretar esto, porque no quiere decir que Jesús no nos quiere dar vida eterna, todo lo contrario: Él se sacrificó por nosotros para darnos vida eterna. Quiere decir que, si nosotros no permanecemos en la “trinchera” de Jesús, resguardados en su escudo, porque Él es el único que vence esta guerra espiritual, estamos muertos.
 
“Porque Dios es lo que obra en vosotros, tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad”
– Filipenses 2:13 (en Nueva Reina – Valera 2000)
 
“Pues Dios, según su bondadosa determinación, es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo”
– Filipenses 2:13 (en Dios Habla Hoy – Tercera Edición)
 
Esto quiere decir que Dios es el que produce en nosotros el querer y el hacer. Y no debemos olvidar que la motivación es igual a sentimientos, pero la disciplina es igual a libertad. Cuando nos dejamos llevar por los sentimientos no nos volvemos personas responsables, firmes o comprometidas, sino personas irresponsables, inestables y para nada comprometidos. 


Si un día nos sentimos bien hacemos las cosas, pero si un día nos sentimos mal, tiramos todo por la ventana. Es por esto que la motivación y los sentimientos nos vuelven esclavos de nuestros cuerpos, mientras que la disciplina como promesa, compromiso, responsabilidad y firmeza termina acercándonos más a Dios y nos vuelve independientes y libres.
 


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No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,
Ni te fatigues de su corrección;
Porque Jehová al que ama castiga,
Como el padre al hijo a quien quiere.
Proverbios 3:11-12
 
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Muchas bendiciones, esperamos que les haya sido de ayuda y hayamos respondido sus dudas, y si creamos nuevas qué bendición, ya que esperamos poder seguir respondiendo muchas otras preguntas. ¡Dios los bendiga!


Por: "Jessica, hija de Dios"


La “pereza espiritual” será el término que utilizaremos para referirnos a ese momento en que tenemos ganas de pasar tiempo con Dios, pero nu...