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¿Cuál es el propósito de tu vida? ¿Alguna vez lo pensaste? Nosotros nacimos para hacer grandes cosas, Dios tiene preparado un futuro en el que Él está a nuestro lado todos los días.

Ya no vivo yo, Cristo vive en mí
 
"He quedado crucificado con Cristo, y ya no es mi 'Yo' el que vive, sino que es Cristo el que vive en mí. Y esta vida mortal que actualmente vivo, la vivo por fe en el hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí".
- Gálatas 2:19-21 (en Comentario Bíblico de Matthew Henry)
 
"Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí".
- Gálatas 2:19-21 (en Biblia Dios Habla Hoy - Tercera edición)
 
Pablo se siente crucificado, muerto, con Cristo, ¡pero vive! El hombre viejo, el "yo" pecador, egoísta, autosuficiente, está legalmente muerto, pero el hombre nuevo, la nueva creación (2 Co. 5:17), vive.

En la medida en que el creyendo está muerto al pecado, en la misma medida está vivo por la gracia. Vive en la carne, pero vive por fe. En cuanto a las apariencias exteriores (lo que se ve), vive y muere con las mismas miserias y enfermedades de los demás seres humanos, pero disfruta de una vida interior en Cristo, de un manantial que brota para vida eterna (Jn. 4:14).
 
Si yo no vivo, yo estoy muerto. ¿Puede un muerto tener un objetivo, un propósito, puede tener algo que alcanzar? No, porque está muerto. Mas vive Cristo en mí, Cristo tiene un objetivo en nuestra vida, Cristo tiene un propósito en nuestra vida.



¿Cuál es el propósito de Jesús en nosotros?
 
"Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el hijo del hombre tiene que ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en el hijo de Dios no está condenado, pero el que no cree ya ha sido condenado por no creer en el hijo único de Dios".
- Juan 3:14-18 (en Biblia Dios Habla Hoy - Tercera edición)
 
Jesús expresa el gran objetivo que tuvo su venida a este mundo, y la dicha inmensa de cuantos creen en él. Va a exponer en qué consiste la verdadera perdición, tanto como la verdadera salvación y la fe mediante la cual se nos explica la obra de la salvación llevada a cabo en la cruz del calvario; lo hace mediante una ilustración tomada de la historia de Israel: Números 21:4-9

Cristo vino a salvarnos de la misma manera que a los hijos de Israel, que habían sido mordidos por las serpientes venenosas, eran sanado y liberados de la muerte mediante una mirada a la serpiente de bronce. La culpa del pecado es como la mordedura de una serpiente venenosa; el poder corruptor del pecado es ese veneno que se difunde por toda la persona del pecador. 

El hijo del hombre fue levantado como la serpiente de bronce en el desierto. Esta serpiente tenía la misma figura que las serpientes venenosas, pero no tenía veneno. Así pasa con Jesús, quien vino en semejanza de carne de pecado, pero sin pecado. Así como la serpiente de bronce fue izada sobre una asta, así también Jesús fue izado en el madero de la cruz. 

Así como la serpiente, fue puesto para salvarnos. Quienes la reciban por fe, jamás perecerán, pues tendrán vida eterna, es decir, una vida que comienza en el momento en que uno recibe a Cristo y dura por toda la eternidad
(en Comentario bíblico de Matthew Henry)
 
Jesús vino a la tierra para salvarnos, para devolvernos una relación con Dios, para que podamos amarlo a él y verlo, para trasladar ese amor a las demás personas.

Nuestro propósito es salvar al mundo, Dios nos llama a salvar a la gente de una eternidad sin Dios.

Jesús tiene que pertenecernos, su amor tiene que ser real en nosotros, ¿Cómo compartir de Jesús y su amor si no nos pertenece?
 


¿Cómo volvemos a Cristo nuestro?

"Lámpara es a mis pies tu palabra y luz para mi camino"
- Salmos 119:105 

Necesitamos de la palabra de Dios para saber qué decisión tomar, a dónde ir, quienes somos. Debemos volverla carne en nosotros.


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Enciende la lámpara, solo así,
haciendo nuestra su palabra,
volviéndola carne en nosotros,
nos va a pertenecer su palabra.
Y cuando nos pertenezca su palabra
y cuando nos pertenezca él,
vamos a poder compartirla con otros.
Y cuando la compartamos con los demás
ahí vamos a poder cumplir
nuestro propósito.
 
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Muchas bendiciones, esperamos que les haya sido de ayuda y hayamos respondido sus dudas, y si creamos nuevas qué bendición, ya que esperamos poder seguir respondiendo muchas otras preguntas. ¡Dios los bendiga!


Por: "Jessica, hija de Dios"

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