¿Para qué necesitas disciplina espiritual?
La “pereza espiritual” será el término que utilizaremos para referirnos a ese momento en que tenemos ganas de pasar tiempo con Dios, pero nuestra carne (cuerpo) no. A todos nos ha pasado, el querer leer la biblia, pero sentir que no entendemos y aburrirnos; el querer escuchar canciones de alabanza y adoración pero preferir escuchar música secular; el querer mirar una película de testimonio y que edifique, pero terminar viendo una que es todo lo contrario...
✟ La disciplina nos ayuda a permanecer en Jesús ✟
Cuando tenemos pereza espiritual, necesitamos
ser disciplinados. Tal vez la palabra disciplina pueda generarte un poco de
disgusto, porque a ninguno nos gusta que nos disciplinen ni ser disciplinados
(Hebreos 12:11). Esta palabra suele generarnos un poco de rechazo, pero es más
útil de lo que pensamos, sobre todo en situaciones como esta. Para entender
mejor, prestaremos atención a una de sus definiciones:
“Conjunto de reglas o normas, cuyo
cumplimiento a manera constante, conduce a cierto resultado.”
De esta manera entendemos que una disciplina
espiritual puede ayudarnos a permanecer de manera constante con Jesús, nos
ayudará a poder dar buenos frutos (Juan 15:1-8; Juan 15:16). En la palabra de
Dios dice que hay distintos tipos de frutos como arrepentimiento, amor, gozo,
paz, paciencia, bondad, fidelidad, humildad, dominio propio, fe, mansedumbre,
templanza, buenas obras (Gálatas 5:22-23; Mateo 3:8; Efesios 2:10). Ahora, una
buena pregunta es, cómo daremos esos frutos, si no pasamos tiempo con Dios,
conociendo su voluntad, mandatos y amor?, ¿Cómo podremos pasar tiempo con Dios,
si ese tiempo está sujeto a las ganas que tengamos de estar con Él y a nuestro
ánimo?
✟ Por mi cuenta, soy esclavo del pecado ✟
“Sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy
débil, vendido como esclavo al pecado. No entiendo el resultado de mis
acciones, pues no hago lo que quiero, y en cambio aquello que odio es
precisamente lo que hago”
– Romanos 7:14-15 (en Dios Habla Hoy – Tercera
edición)
“Vendido al poder del pecado” significa “estar
esclavizado, aprisionado, por el poder del pecado”. Pablo quiere decirnos que
esta victoria no puede ganarse por las fuerzas naturales. Habla como de un doble “yo” que tiene una
lucha interna: el “yo” carnal y el “yo” nuevo, del hombre interior; en el
primero no mora (vive) el bien; el segundo se deleita en la ley de Dios.
Nuestra autosuficiencia congénita ofrece al
enemigo mil francos por donde atacar, y el que baja la guardia está perdido. Es
natural de nosotros tener pereza espiritual.
✟ Hay fuerzas espirituales que todo el tiempo nos declaran guerra ✟
“Porque no estamos luchando contra poderes
humanos, sino contra fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando,
autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea”
– Efesios 6:12 (en Dios Habla Hoy – Tercera
Edición)
En otras palabras: “no estamos peleando contra
enemigos de carne y hueso, sino contra espíritus muy malos y fuerzas poderosas
de mundo tenebroso e invisible”.
Nuestra lucha no es contra hombres, sino contra
ángeles caídos, pero que conservan su fuerza natural y están bajo el poder
enemigo***; solo Dios puede proporcionarnos las armas que necesitamos para tan
desigual combate (siendo nuestra posición defensiva).
“Si tengo ganas de estar con Jesús, lo estoy,
pero, si no tengo ganas, no”. Si sabemos que estamos en guerra y durante todo
el día el enemigo nos va a estar disparando, no me puedo dar el lujo de salir
de casa desarmado (sin escudo, sin espada, sin nada), sería como ir a la guerra
a morir, necesitamos nuestra armadura (Efesios 6:10-18). Si no
salimos armados a la guerra, nos van a aniquilar, por eso es importante buscar
a Jesús, es de vida o muerte (Romanos 6:19-23).
✟ La disciplina ayuda, Dios produce el querer y el hacer ✟
“El que tiene al hijo de Dios, tiene también
esta vida; pero el que no tiene al hijo de Dios, no la tiene”
– 1 Juan 5:12 (en Dios Habla Hoy – Tercera
Edición) “El que tiene al hijo, tiene la vida; el que no
tiene al hijo de Dios, no tiene la vida”
– 1 Juan 5:12 (en Nueva Reina - Valera 2000) Véase también: Juan 1:1-14; Hechos 3:13-15
En otras palabras: “El que tiene una relación
con Jesús tiene vida eterna. El que no tiene relación con Jesús no tiene vida
eterna”.
No hay que malinterpretar esto, porque no
quiere decir que Jesús no nos quiere dar vida eterna, todo lo contrario: Él se
sacrificó por nosotros para darnos vida eterna. Quiere decir que, si nosotros
no permanecemos en la “trinchera” de Jesús, resguardados en su escudo, porque
Él es el único que vence esta guerra espiritual, estamos muertos.
“Porque Dios es lo que obra en vosotros, tanto
el querer como el hacer, por su buena voluntad”
– Filipenses 2:13 (en Nueva Reina – Valera
2000) “Pues Dios, según su bondadosa determinación,
es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos
a cabo”
– Filipenses 2:13 (en Dios Habla Hoy – Tercera
Edición) Esto quiere decir que Dios es el que produce en
nosotros el querer y el hacer. Y no debemos olvidar que la motivación es igual
a sentimientos, pero la disciplina es igual a libertad. Cuando nos dejamos
llevar por los sentimientos no nos volvemos personas responsables, firmes o
comprometidas, sino personas irresponsables, inestables y para nada
comprometidos.
Si un día nos sentimos bien hacemos las cosas, pero si un día
nos sentimos mal, tiramos todo por la ventana. Es por esto que la motivación y
los sentimientos nos vuelven esclavos de nuestros cuerpos, mientras que la
disciplina como promesa, compromiso, responsabilidad y firmeza termina
acercándonos más a Dios y nos vuelve independientes y libres.
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- No menosprecies, hijo mío, el castigo de
Jehová,Ni te fatigues de su corrección;Porque Jehová al que ama castiga,Como el padre al hijo a quien quiere.Proverbios 3:11-12 - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o - o
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