9 Cosas que debes tener en cuenta para no pelear tanto con los demás (parte 2)
¡Hola! Hoy continuaremos hablando y profundizando en este tema que nos cuesta tanto ¿Pudiste poner en practica alguna de las cosas de las que ya hablamos? Las personas tenemos un montón de cosas por las cuales damos escusas para pelear sin darnos cuenta, viviendo en una constante disputa que parece no tener fin.
Por supuesto esto es algo que te confrontará y golpeará tu orgullo, pero si de verdad eres un seguidor de Jesús, entonces eso es lo que estás buscando. Esto es algo que nos leerá por dentro, así que será un estudio un poco más largo que los que venimos haciendo hasta ahora, por lo tanto lo haremos en cuatro partes. Esta es la segunda parte de este estudio, pero si quieres ver la primera te la dejaremos aquí.
Hoy
hablaremos y profundizaremos un poco en nosotros mismos ¡Sí! ¿Sabías que no
somos perfectos? ¡Tenemos un montón de cosas por las cuales molestamos a los
demás! Un montón de cosas por las cuales damos escusas para pelear sin darnos
cuenta, viviendo en una constante disputa que parece no tener fin.
4: Debemos comprender más a los demás
Hay cosas
que hacemos por costumbre y de inconscientes, dependiendo de la educación que
nos dieron nuestros padres, nuestras referencias, lo que tenemos alrededor,
nuestras amistades, etc. Cosas como masticar con la boca abierta, jugar con el
pelo, ciertas expresiones con el rostro, algunas muletas lingüísticas y más.
A veces lo
hacemos porque quedamos marcados de alguna forma por nuestro pasado, por
ejemplo: una persona que no ha leído, que tiene o tuvo algún problema en su aprendizaje,
lo más probable será que no sepa expresarse, que no sepa comprender, etc.
Esta
persona nunca comprende lo que le decimos a la primera, debe realizar un
trabajo relacionado a estos problemas y nos pide ayuda constantemente, todo
esto puede molestarnos, pero debemos comprender un poco más a los demás, no ser
tan duros, ya que no todas las acciones de la gente a nuestro alrededor son con
maldad ni específicamente para hacernos daño. Debemos tener paciencia, amor,
solidaridad y comprensión, ya que, además: así nos gustaría ser tratados, si
fuéramos ellos.
Por ejemplo,
yo conozco tres personas cercanas que pasaron por la misma situación, pero las
tres fueron marcadas por aquella situación de diferentes maneras. Antes de
saber todo esto, antes de buscar más la paz que los pleitos, siempre me peleaba
con uno u otro por actitudes que tenían, pero nunca había pensado el por qué
las tenían, nunca había parado dos minutos a pensar que no todo lo que pasaba a
mi alrededor era por mí y para molestarme, para lastimarme u ofenderme.
Los tres
pasaron una etapa de pobreza y cada uno se marcó de una manera distinta: el
primero pasó por hambre, así que siempre cocina en mucha cantidad y recalienta
la comida hasta que casi es un puré (hasta que la olla no está vacía no para),
pues tiene muy presente que alguna vez no tuvo para comer y que hay personas
que hoy en día pasan por cosas similares o peores; el segundo pasó por lo
mismo, pero detesta recalentar la comida, prefiere tirarla o tener un perro al
cual dársela antes que comer comida recalentada, porque le recuerda a su pasado
y es un recuerdo que lo llena de rencor; el tercero, aunque su actitud no lo
demuestre mucho, también pasó por esa misma pobreza y por el hambre, así que
ahora se gasta la mayor parte de su sueldo en comidas caras y exóticas,
aparenta todo lo que puede y gasta cuanto le da el bolsillo en delivery, todo
con tal de no recordar el pasado y sentir que es alguien nuevo, que ya no es
pobre y que, de esta manera, nunca nadie pensará que alguna vez lo fue.
Toda esta
situación ha causado, en más de una ocasión, una discusión sin sentido.
Discutía con ellos, pues no entendía la obsesión de recalentar la comida, de
tirarla y de gastar en exceso, hasta que me tomé el tiempo de ver más allá de
mi propia nariz y comencé a darme cuenta que hay peleas que comienzan por no
comprender a los demás y por no darnos cuenta que a ellos también les cuesta
comprendernos.
A ellos
tres también les cuesta comprender cuánto trabajo me toma a mí el poder comer
algo "rico y caro" y que por eso suelo comer fideos acompañados con
alguna cosa; a ellos también les cuesta entender que prefiero hacer cantidades
pequeñas para que no me sobre a punto de tener que tirar la comida cuando se
ponga fea; a ellos les cuesta entender muchas de mis acciones, pero si yo peleo
con ellos y ellos pelean conmigo: Solo creamos una guerra innecesaria.
"Soportándoos
unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De
la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."
Colosenses
3:13
“Bienaventurados
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.”
Mateo 5:7
“Antes sed
benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo.”
Efesios
4:32
“Con toda
humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”
Efesios 4:2
Debemos
comprender más a las personas, a veces lo que nos molesta de ellas es un
resultado de un pasado difícil y/o doloroso, la misericordia es algo que
debemos seguir trabajando. No debemos atacar a los demás por estas cosas,
generar peleas y divisiones. “Soportar” significa “dar soporte, sostén a algo
que se está cayendo”. Debemos darles sostén, pero no juzgarlos, ya que no
sabemos lo que hacen los demás en lo oculto. Sobre todo debemos procurar la paz
y la unión, y no olvidar que debemos perdonar, así como fuimos perdonados.